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El motivo más frecuente de consulta al otorrino por parte de las personas de avanzada edad es la pérdida de audición (hipoacusia), que a partir de los 60 años se denomina presbiacusia.
Si bien es cierto que muchas veces esta presbiacusia mejora notablemente tras extraer cerumen de los oídos, no siempre es así, por lo que entonces se nos plantea hacer un pequeño diagnóstico diferencial (deducir el diagnóstico correcto de entre varios posibles) para intentar encontrar el motivo de la sordera del paciente, antes de llegar a la conclusión de que “es debida a la edad”. De todas formas hemos de tener claro, y explicárselo así al paciente, que la presbiacusia suele ser la consecuencia de múltiples factores. Es decir, aunque encontremos un motivo que nos parezca que es la principal causa de la sordera del paciente, siempre habrá otras causas menos evidentes pero no por ello menos importantes. Por tanto, una vez más el médico debe desempeñar un papel de detective lo más exhaustivo posible.

Una vez hecha una exploración otorrinolaringológica (ORL) completa al paciente, y descartado causas relacionadas con la especialidad, debemos hacer un interrogatorio (los médicos lo llamamos anamnesis) exhaustivo acerca de enfermedades generales (diabetes mellitus, hipertensión arterial, arteriosclerosis, procesos neoplásicos…) y tratamientos que haya realizado, asi como fármacos(diuréticos, analgésicos, antineoplásicos…)que el paciente esté consumiendo en la actualidad, además de sus hábitos tóxicos (consumo de tabaco, alcohol, drogas, hábitos alimentarios…). También hay que recordarle enfermedades que padeció hace años, pues no debemos olvidar que estamos ante pacientes de avanzada edad que ya hayan olvidado algún proceso que padeció hace muchos años y que puede haber sido el desencadenante del inicio de una sordera progresiva. En este último tema tiene especial relevancia las enfermedades infecciosas, no solo por el proceso infeccioso en sí, sino también por su tratamiento, pues muchos antibióticos pueden producir sordera irreversible, siendo el caso más frecuente en nuestro país la estreptomicina, usada antiguamente como tratamiento de la tuberculosis.

En cuanto al alcohol, si bien es cierto que éste es ototóxico, he de comentar que los otorrinos estamos empezando a ver sorderas precoces (en este caso no se trata de presbiacusias) en adultos jóvenes (30-40 años de edad), relacionadas principalmente con el consumo habitual de “gin tonic”, no por la ginebra, sino por la tónica, pues esta última contiene quinina, que es un potente agente ototóxico. Otro motivo de sordera en personas jóvenes es la exposición a ruidos intensos (discotecas, uso de auriculares para escuchar música…)

Otro aspecto que debemos recordar al paciente son posibles cirugías, sobre todo con anestesia general, pues es frecuente ver pacientes cuya sordera comenzó tras una cirugía que no tiene nada que ver con el área ORL. En estos casos la pérdida de audición se puede deber tanto a la medicación asociada a dicha cirugía(principalmente relacionada con la anestesia)como a un proceso autoinmune (el organismo reacciona contra él mismo) desencadenado también por el proceso quirúrgico. Tampoco debemos olvidar preguntarle acerca de su entorno laboral (aunque ya esté retirado), pues la exposición prolongada a ruidos (no necesariamente tiene que ser un ruido intenso) es uno de los principales motivos de sordera, además de su exposición laboral a agentes ototóxicos (productos químicos usados en barnices, joyería, informática, industria solar, textil…) así como indagar acerca de su historia familiar, es decir, si hay o hubo alguien en su familia con problemas de audición.
De todas formas, y para terminar, volvemos al inicio de este artículo, pues la mayoría de las veces estas sorderas se alivian en gran medida retirando grandes tapones de cerumen de los oídos, ya que lo habitual es que estemos ante pacientes de edad avanzada que no hayan acudido nunca a un otorrino. Si a pesar de extraer dicho cerumen el paciente se sigue sintiendo limitado en su vida cotidiana en cuanto a su audición, entonces es el momento de plantearnos ayudas, principalmente el uso de prótesis auditivas (audífonos), pues en la presbiacusia lo que está deteriorado es el oído interno y para ello por desgracia no disponemos de tratamiento (médico ni quirúrgico) efectivo.

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